
El viento nos empujo hacia nuevos horizontes y nos sentimos mas  libres y cerca de nuestro destino que nunca! Cada vez mas se estaba  realizando nuestro sueno de cruzar el Atlántico en barcostop, de llegar a  la tierra de los Mayas sin dinero, pero con confianza al mundo y con un  corazón abierto. Gracias a nuestro capitanes Marco y Francesco y  cientos de otras personas que nos dieron la mano en este viaje, que  creían en nosotros. Cruzar el atlántico es un sueno para muchas personas  con dinero y ahora gracias a la fraternidad, a hermanos que nos echan  la mano lo estábamos haciendo también sin ningún Euro. 
Siempre teníamos la fe que lo vamos a lograr y que como todos sueños hay que vivirles, hacer el primer paso y nunca perder la paciencia. Con un viento muy favorable nos acercamos con 80-120 millas náuticas
Siempre teníamos la fe que lo vamos a lograr y que como todos sueños hay que vivirles, hacer el primer paso y nunca perder la paciencia. Con un viento muy favorable nos acercamos con 80-120 millas náuticas

(150-220km) al día  hacia tierra firme, todo pareció demasiado fácil y aunque aprendimos  bien como cambiar las velas y elegir el ángulo perfecto para « volar »  encima del mar no teníamos que
hacer mucho porque teníamos una extra  vela super grande de mas de 90 
metros cuadrados que era perfecto para  estos condiciones y no se tenia que justar casi nada. El termómetro  alcanzo cada día mas grados y después de tomar un baño del sol
 fuimos a  tomar un baño en la pecina mas grande del mundo, atrás del barco había  una escalera que se podía dejar al agua y

 así jugamos como los peses con  la corriente y simultaneamente nos bañamos. Todo pareció fácil y como  ni olas grandes disturbaron nuestra escritura y la paz que sentimos con  el mar y el mundo, nuestro capitanes instalaron la zodiac como pequeña  pecina para disfrutar aun mas y así pudieron descansar uno en la hamaca y  el otro en el agua. El mismo día también aparecieron los primeros nubes  de lluvia del viaje en el por general azul-claro colorado cielo y  cerramos el techo de la área alrededor del estribor. Era cuando  estuvimos enseñando  a nuestro capitán Marco Ingles, el cielo
se puso  negro y empezó de llover, primero ligero y después fuerte, todo paso muy  rápido y por suerte todo nos encontramos dentro de la « cabina » menos  el otro capitán Fransesco. Sentimos que algo cambio, ya no eramos señor  ni capitanos del mar y el viento y las olas aumentaron, la grande vela  no era hecho para este viento y tiro la barca a un lado, se inclino  tanto que el cuerpo de Francesco desapareció completamente en el mar.  Teníamos miedo que vamos hacer una vuelta con todo la barca, pero por  suerte los 21 toneladas del velero eran sufficientemente pesado. Se  tenia bien agarrado pero la situación era serio y de repente empezó a  fisurarse la vela grande, la velocidad del viento paso a mas de 100km/h,  mas que el doblo que el máximum. Los 90 metros cuadrados se  convirtieron en un peligro para nosotros, salimos para 

retirarlo  mientras el barco se movía de un lado al otro, no se podía retirarlo,  era ya demasiado destruido y así talonamos las cuerdas. La hélice casi  se encastro con los la vela y nos teníamos que agarrar muy bien para no  caer al agua que es lo peor que puede pasar en un barco. Había estres,  confusión y como ni los dos capitanes eran dacuerdo de que exactamente  hacer nos sentimos aun mas inútiles y feliz cuando la situación se  tranquilizo y el medio de perder alguien de bordo se fue. Hemos perdido  el señal del GPS, andábamos por un tiempo de nuevo  con la dirección a  África, el autopiloto tenia problemas, las cuerdas de la borda se  rompieron y las tascas que son liados a ellas también. Perdimos  material, cuerdas y solo con muchas fuerzas podíamos recuperar las  piezas de la vela rota. El
 daño mas grave era el mástil que se deformo y  que tenia que ser reparado antes de poder continuar con las velas de  nuevo. Teníamos mucha suerte, todo nosotros eramos sanos y

 nadie se daño  seriamente, pero el ambiente del barco teníamos que recuperar de nuevo,  porque ya no hablaron nuestros capitanes. En la mañana Marco decidió de  separar la coneccion del árbol al mástil para poder luego montarlo  diferente al mástil que no se podía reparar en alto mar. Después de dos  días teníamos de nuevo normalidad en el barco, los capitanos se  desahogaron y aunque 1-2 (2-4km/h) nodos mas lento nos movimos con rumbo  a Brasil. La rutina de cocinar, lavar, limpiar, jugar Back-Gamon, leer,  hacer clases de idiomas no se cambio mucho, pero no nos aburrimos, lo  contrario era el caso, cada apuesta de sol eran diferentes, los nubes  aumentaron acercándonos al Ecuador y los pajeros que viven aquí nos  mostraron que soletad conocemos solo nosotros humanos.

 Delfines y peses  volantes eran los animales que mas nos frequeentaron en este viaje tan  mágico y era cada vez un placer de mirarles saltar del agua y jugar con  las olas. Así pasamos el Equator, no era algo diferente para nosotros,  pero para los marineros es un de las cosas mas apreciados de hacer. En  el medio del Atlántico encontramos después de mas de una semana los  primeros otros naves, buques de carga que movían los productos de un  país al otro. Antes de llegar al continente 

nos paramos en las Islas de  Fernando de Noronha, un paraíso natural que después de haber sido  utilizado como punto estrategico del militar fue convertido en una isla  ecologicamente protegida para turistas con dinero. Solo por suerte de no  haber hablado con los autoridades el primer día pudimos recorrer algo  de este solo 10km largo paraíso natural. Todo pareció como un otro  mundo, un sueño real, pajeros, delfines, corales, flora y fauna , playas  y paisajes todo de maravilla ! Jamas hemos visto tanto belleza en un  lugar. Los próximo tres días disfrutamos la naturaleza del barco porque  no queríamos y queríamos pagar 40€ al día como impuesto para turistas.
Brasil,  ya no era lejos y los últimos días de la vida en el barco pasaron  rápido, en Recife encontramos finalmente un puerto con agua y después de  haber limpiado todo el velero nos despedimos de la Fetse y de nuestro  capitanes con cuales hemos pasado mas de 4100km, casi un mes y tantos  momentos lindos y emocionales. 

Estuvimos feliz de ser de nuevo libre de  volar como los pajaros a donde el corazón nos llama. Era tiempo de  viajar y movernos después de 2-3 meses casi fermo en un lugar o un  barco. América Latina, México nos llamo y teníamos ganas de explorar,  descubrir y aprender.
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