El siguiente paso lo damos en el centro de la ciudad donde hacemos un verdadero “reciclaje” de comida o dumpster diving en un bouffet. Al salir, 41°. Continuamos nuestro periplo hacia el final de la ciudad sin aparente éxito. (Hoy recorreremos pocos kilómetros en coche).
Cuando empieza a anochecer abandonamos la idea de hacer autostop por la de ingerir hidratos de carbono en una panadería, pero allí, obtenemos una negativa, quizás la única en una panadería brasileña. Por suerte encontramos a Christiano que nos ofrece un plato caliente (arroz, frijoles y farinha) en su humilde restaurante. Durante la cena, nos vemos bombardeados por cómica publicidad electoral.Todo-pasado-por-marketing. Luego, y ya cansados, encontramos un centro social de baile hip-hopero adolescente que se convierte en lugar de pernoctación improvisado.
A la mañana siguiente, buscando una panadería mas colaboradora que la de la noche anterior, encontramos a un tipo que nos regala pan para desayunar y con energías retomadas caminamos hasta un “posto fiscal” que hay atravesando unas favelas (viviendas auto-construidas con materiales reciclados donde sus habitantes viven bajo deficientes condiciones de vida). En Brasil viven más de 6.5 millones de personas en estas condiciones.
Lo primero que nos pregunta- y no son nuestros nombres- una de las pocas personas que se para, es si somos asesinos. En Brasil percibimos mucho miedo del otro (qué lástima tener miedo de los otros, ¿no?). Josés, un saxofonista
militar que odia las armas y que quiere reconquistar a su mujer con su música, nos lleva directos a la frontera con Venezuela esquivando gados parsimoniosos y dejando atrás los contrastes áridos y húmedos de este inabarcable país.
Tras nuevas despedidas con desconocidos que durante un instante, tres horas o 206 kilómetros se convierten en cómplices de este viaje de humanidad, se abre ante nosotros una nueva parte del mundo que dice asi: Bienvenidos a la Aduana Ecológica de Venezuela.
Tres sellos rojos de migración más tarde entrabamos en Santa Elena de Uairen, en plena Gran Sabana (Parque Nacional Canaima) uno de los mayores atractivos turísticos del país. -Y empezamos a comunicarnos en Español-.
Tras nuevas despedidas con desconocidos que durante un instante, tres horas o 206 kilómetros se convierten en cómplices de este viaje de humanidad, se abre ante nosotros una nueva parte del mundo que dice asi: Bienvenidos a la Aduana Ecológica de Venezuela.
Tres sellos rojos de migración más tarde entrabamos en Santa Elena de Uairen, en plena Gran Sabana (Parque Nacional Canaima) uno de los mayores atractivos turísticos del país. -Y empezamos a comunicarnos en Español-.
El reciclaje de comida y el autostop- ó pedir cola- resultan,desde el primer momento, actividades sorprendentemente fáciles y nos percatamos, asimismo, de que la conciencia política está más avivada que en cualquier otro país de nuestro recorrido.No hay termino medio, o con Chávez o contra él (aunque no exista una oposición fuertemente articulada).
La primera noche la pasamos en Salto de Cama, región de cascadas y rápidos, lugar próximo a las formaciones montañosas mas antiguas del planeta (Tepui). Estas zonas están gestionadas por comunidades indígenas a las que Chávez ha otorgado derechos de propiedad.
Una familia siria compartió su cena con nosotros y nos habló de la libre entrada y del libre comercio para esta ciudadanía. Probamos las arepas, parte de la dieta básica del país y conocimos al indígena propietario de un restaurante que nos brindó allí mismo un espacio donde pasar la noche. Conocimos a unos chicos jóvenes que se decantaban más hacia el socialismo que hacia el capitalismo porque consideran justo que todos lleguen a un umbral de dignidad. Nos fuimos muy contentos a dormir sabiendo que de cada vez mas jóvenes tienen intereses sobre ecología,igualdad y humanidad.
Una familia siria compartió su cena con nosotros y nos habló de la libre entrada y del libre comercio para esta ciudadanía. Probamos las arepas, parte de la dieta básica del país y conocimos al indígena propietario de un restaurante que nos brindó allí mismo un espacio donde pasar la noche. Conocimos a unos chicos jóvenes que se decantaban más hacia el socialismo que hacia el capitalismo porque consideran justo que todos lleguen a un umbral de dignidad. Nos fuimos muy contentos a dormir sabiendo que de cada vez mas jóvenes tienen intereses sobre ecología,igualdad y humanidad.
Al día siguiente conocimos a los Puri-Puri (o mosquitos depredadores), vimos el arco iris amanecer para nosotros y nos bañamos en el río. (No nos dejaron bajar a la cascada porque es un camino privado en el que hay que pagar). Caminamos unos cinco kilómetros por la carretera hasta encontrar una camioneta o pick up que nos llevó a un lugar turístico donde conocimos a Lisbeth, una hippie vendedora de arcilla de Pajín, un pueblo ecológico, que es madre de tres niños y que profesa que quien ama, educa. Cuando nos despedíamos de ella, un saltamontes gigante se le enganchó en su larga y rizada cabellera. “ ¡Señal de muy buena suerte!” gritó una mujer, suerte que nos acompaña cada día. -La energía femenina se siente muy fuerte-.
Luego, en uno de los restaurantes nos quisieron invitar a un plato de spaghettis a la bolognesa que nos vimos obligados a rechazar por principios. (No tenían muy claro el concepto de vegeterianismo y pensaron que “un poco de carne”, no es carne). Después de solucionar el malentendido, nos brindaron un plato de vegetales, mucho más ecológico para el planeta.
En seguida encontramos al conductor de un jeep - el de Bin Laden de nuevo - que nos deleitó con música venezolana comercial : “El venao” y “el gato volador” son los hits que consigo recordar. Nos dejó en un pueblo de carretera y justo cuando comenzó a llover, unos hermanos anti-chavistas nos dieron un aventón hasta Tumeremo. Allí, en otro restaurante, tenemos exactamente el mismo incidente de los spaghettis a la bolognesa así que pensamos en reformular nuestro discurso a la hora de reciclar comida.
Cuando ya se hace de noche preguntamos en diferentes hoteles si nos dejan dormir en algún rincón. Como dicen, a la tercera va la vencida y Miranda, hotelera anti-chavista, nos ofrece un espacio cubierto y limpio y también una habitación matrimonial con baño. Más de lo que uno podía imaginar.
El 27 de agosto, Raphael cumple 27 años y estamos seguros que la vida será esplendida con nosotros, un día más. Después de trabajar un poco en la página y de desayunar sandía con Miranda y su familia, vamos camino a una gasolinera a las afueras del pueblo. Una imagen se nos aparece cómicamente: más de 40 coches haciendo cola en una bomba que se ha quedado sin gasolina en un país petrolero.
Cuando ya se hace de noche preguntamos en diferentes hoteles si nos dejan dormir en algún rincón. Como dicen, a la tercera va la vencida y Miranda, hotelera anti-chavista, nos ofrece un espacio cubierto y limpio y también una habitación matrimonial con baño. Más de lo que uno podía imaginar.
El 27 de agosto, Raphael cumple 27 años y estamos seguros que la vida será esplendida con nosotros, un día más. Después de trabajar un poco en la página y de desayunar sandía con Miranda y su familia, vamos camino a una gasolinera a las afueras del pueblo. Una imagen se nos aparece cómicamente: más de 40 coches haciendo cola en una bomba que se ha quedado sin gasolina en un país petrolero.
Luego, Denis ,el conductor de un pick up nos da un aventón pasado por agua de unos 400 kilómetros. Nosotros, desde la parte de carga del vehículo, vemos tramos de carretera inundada, desprendimientos montañosos y adelantamientos temerarios. Nos cubrimos con una lona para protegernos del diluvio universal que acontece y que deja sin batería a nuestro coche en plena circulación. En Venezuela circulan automóviles que no pasarían ninguna inspección en Europa.
Más tarde, nuestros amigos nos dejan en otra bomba y a la primera persona a la que preguntamos nos hace sitio en su carro.
Nuestro siguiente punto en el mapa es Cuidad Bolivar.
Cenamos frente a un club gay las delicias previamente recicladas en una panadería y uno de los chicos de allí habituales nos dice que quiere pagarnos un taxi hasta el centro porque de noche podemos toparnos con muchos malandros (un concepto virtual porque no nos encontramos con ninguno en toda Venezuela). Evidentemente continuamos a pie. A Raphael se le antoja una pizza y ese resulta ser su regalo de cumpleaños. La noche la pasamos en un centro de proteccion civil.
A las 6 de la mañana estamos de nuevo en marcha y, despues de desayunar, nos damos cuenta de que no llevamos con nosotros la cámara fotográfica. Volvemos sobre nuestros pasos al lugar del desayuno donde es prácticamente imposible que alguien haya visto la cámara y la haya podido robar. Tocamos a la puerta del restaurante que aparentemente parece cerrado y unos empleados nos dicen que no saben nada. Raphael les dice que no quiere más que las fotos y les habla de la filosofía de nuestro viaje. Estos mismos empleados hablan con otros y resulta que uno de ellos, que también se llama Rafael, había guardado la cámara “por seguridad”en el cajón de la ropa sucia. Entonces, ese es el verdadero regalo de cumpleaños de Raphael. Ese día, conocimos a una pareja de malabaristas callejeros que viajaban con su bebé de ocho meses y nos hacen recomendaciones sobre qué partes del país visitar. Pasamos un buen rato y nos despedimos como si hiciera mucho tiempo que nos conociéramos.
A las 6 de la mañana estamos de nuevo en marcha y, despues de desayunar, nos damos cuenta de que no llevamos con nosotros la cámara fotográfica. Volvemos sobre nuestros pasos al lugar del desayuno donde es prácticamente imposible que alguien haya visto la cámara y la haya podido robar. Tocamos a la puerta del restaurante que aparentemente parece cerrado y unos empleados nos dicen que no saben nada. Raphael les dice que no quiere más que las fotos y les habla de la filosofía de nuestro viaje. Estos mismos empleados hablan con otros y resulta que uno de ellos, que también se llama Rafael, había guardado la cámara “por seguridad”en el cajón de la ropa sucia. Entonces, ese es el verdadero regalo de cumpleaños de Raphael. Ese día, conocimos a una pareja de malabaristas callejeros que viajaban con su bebé de ocho meses y nos hacen recomendaciones sobre qué partes del país visitar. Pasamos un buen rato y nos despedimos como si hiciera mucho tiempo que nos conociéramos.
Avanzamos hasta la costa -Barcelona y Puerto de la Cruz-con un camionero que iba emborrachándose de ron a medida que íbamos avanzando. Muchos puestos de policía pero ningún control. Todo muy relajado (los policías trabajan turnos de 72 horas con descansos de 72 horas). Esa noche, el dueño sirio de un restaurante nos invita hasta hartanos de falafel y más tarde dormimos en el centro comercial de Elías, el único venezolano apolítico.
Como anécdotas posteriores, puedo mencionar el trayecto en un camión de pollos , la noche en una estación de bomberos, playas paradisíacas en Chirimena, artistas descalzos que nos cuidan cuando estamos enfermos, charlas con militares golpistas del bando socialista, camiones de frutas, versículos de la biblia y mucho mucho calor.-Es difícil sintetizar cuatro semanas de estancia en Venezuela pero puedo decir que el pueblo venezolano está muy a la órden-.
También disfrutamos de la Alemania del Caribe o Colonia Tovar,de su clima templado y de zumos deliciosos de duraznos y fresas.
Nacho, un homosexual muy divertido que odia a Chávez pero que en el fondo le cae simpático, nos llevó a Caracas justo frente a la puerta de la casa de nuestros amigos Rubi y Eberhardt (Allí nos quedamos una semana principalmente trabajando en la pagina de forward the revolution. En la capital de la República Bolivariana de Venezuela vivimos como en familia, hicimos una entrevista para Ciudad Caracas, hicimos de extras para un spot chavista, fuimos al cine y limpiamos el ruedo de una plaza de toros okupada por artistas de nuevo nuevo circo-iniciativa respaldada por el gobierno-. (Allí no nos sentimos muy bien recibidos, ni siquiera nos dieron las gracias por colaborar y además ha sido el único sitio donde nos han pedido algo a cambio por pasar la noche).
Uno de los logros de la política de Chávez ha sido la universalización de la educación básica así como de la superior (la universidad pública es accesible para todos ya que la matricula cuesta apenas unos céntimos y los estudiantes cuentan con muchas ayudas para el transporte y la manutención).
Por un lado ,los anti-chavistas nos hablaron de expropiaciones indebidas, de corrupción política, del mercado negro de dólares, de armas ilegales y de inseguridad ciudadana y por el otro, los chavistas nos hablaron de la cesta básica, de los logros en Educación y Sanidad, de microcréditos y de derechos indígenas.
En Coro de la Vela vivimos uno de los momentos más graciosos, absurdos y surrealistas del viaje, gracias a Nacho, un enano homosexual que nos preguntó si andábamos pegaos (todavía buscamos entender el significado auténtico) y a Juan, un machista adultero, eso sí, muy sincero, que nos hicieron reír a carcajadas y que siguen haciendo a día de hoy.
En este país donde llenar el deposito de gasolina cuesta menos de un euro no saben apagar los motores cuando el coche se detiene así que Venezuela tiene un olor continuo a petróleo (Otra iniciativa del gobierno consiste en el bio-gas como nuevo combustible con los gastos de instalación por cuenta del estado).
Venezuela es tan grande y variada que tiene hasta desierto. En las fotos podéis vernos en los médanos pertenecientes a Coro, ciudad colonial hermosa. Allí nos hicieron una entrevista express, nos enseñaron que el arte no se vende, se intercambia por arte, nos regalaron dos bizcochos y hubo reencuentros fortuitos con el pasado.
La ciudad mas sucia-porque en general no existe una buena gestión de residuos y sus ciudadanos botan (tiran) basura en la calles y en la naturaleza- es Maracaibo. Allí hicimos amigos variados, fuimos testigos de la paranoia por la seguridad y visitamos el centro comercial más grande de Venezuela del que después de ir al cine, reciclar kilos de comida y palomitas nos invitaron a abandonarlo por la vaina de reciclaje que estábamos haciendo. Esa noche tras narrar cinco veces nuestra historia nos ofrecieron un rincón donde dormir en un hospital.
Direccionados hacia Colombia pasamos por la Guajira de Zulia en un camión lleno de indígenas autóctonos que se pimplaron una botella de whisky de buena mañana entre todos. Un chaval de 14 años llevaba una pistola metida en sus calzoncillos.Nos contaron que este pueblo vende a sus mujeres a quien las pueda y quiera comprar.¿Estamos realmente en el siglo XXI?
El último coche que tomamos para salir de Weeneesuela (así se escribe en el idioma Wayú) fue un chavista que trabaja dando créditos a bajísimo interés, mayoritariamente a mujeres en cooperativas y a quienes comparten los ideales socialistras.
Hay que pagar un impuesto de salida del país pero después de contarles nuestra aventura y y nuestra visión de un mundo más en armonía,nos ceden la salida muy amablemente con una sonrisa en los labios.
Lo mejor que tiene Venezuela son los venezolanos.
Para ver mas Fotos del viaje en Brazil y Venezuela haz click aqui
preciosa historia, preciosa gente, preciosos momentos, grandes descripciones.... muy Nieves. Pero una nueva Nieves. Aunque siempre Nieves.
ResponderEliminarSalut i força!!
Te quiero.
Dèlia
Hermanos son Grandes
ResponderEliminar¡ Viva la naturaleza , muera el dinero !
Los apoyamos
www.noaltv.com
Me enamoré de su filosofía totalmente, estoy leyendo todo lo que han publicado, me enteré por PijamaSurf. Me llena de felicidad el hecho de que cada día haya más gente que está tomando consciencia. Yo también tengo el objetivo de hacer mis viajes y pronto será una realidad, total apoyo para ustedes hermanos.
ResponderEliminarUn saludo desde Venezuela, btw... Estar "pegao" quiere decir estar fachado, o sea, haber fumado marihuana jajaja
Venezuela es arte.
ResponderEliminar