lunes, 9 de enero de 2012

Entrando en los Estados Unidos...

Vemos una fila interminable con cientos de personas, todos mexicanos, que esperan pacientemente. Se les ve poca expresion en sus caras. A pesar de que llevan unas horas esperando, nada de enojo, se nota que están acostumbrados así que solo se quedan tranquilos esperando que el de adelante avance. Van a Estados Unidos por un día o dos así que no necesitan visa. Nosotros pasamos a un lado para registrarnos como turistas y el policía de la frontera nos recibe sonriente queriendo contarnos su vida. Viajo mucho así que no ha estado ahí desde siempre, ayuda porque habla 4 idiomas, le platicamos del viaje pero tenemos que pagar 6 dolares de todas formas.
“En Estados Unidos, hasta el aire se paga” nos dice. Yazmín paga la entrada, tiene un poco de dinero para emergencias. Viajar sin dinero siempre es un reto cuando se trata de cruzar fronteras...

Los primeros pasos en un país nuevo siempre son dudosos, no conocemos las reglas escritas u orales ni las costumbres. Aunque nuestras infancias se alimentan de historias de viaje por los Estados Unidos de Jack Kerouac, Philippe Labbro... tienen mas de 30 anos y hoy, ya no es posible entrar por las carreteras nacionales a pie. “Welcome in the land of the free”, un monton de reglas y ninguna flexibilidad. Justo frente a la frontera a la entrada del freeway, levantamos el pulgar y para nuestra gran sorpresa un carro se para. Es un israelí que vino a casarse ynos platica que hacer ride es muy normal en Israel. Nos deja cerca de San Diego pero cuando volvemos a intentarlo un policía se para casi enseguida y nos dice que esta prohibido pedir ride en el estado de California, la ley lo estipula claramente.

A Mike le duele la rodilla y ahora viaja con su bajo pesadísimo así que no puede caminar grandes distancias, decidimos tomar el bus a Los Angeles. Es el fin del viaje para Mike, después de Vipassana, regresa a Inglaterra. Es solo una excepción y me prometo que no tomaré mas el bus en Estados Unidos: ride, caminata o nada. Un couchsurfer nos espera  en la estación y nos quedamos en su casa por 5 días. Dave también es viajero que intenta vivir de manera mas ecológica, cuida una casa en West Hollywood. Los Angeles es gigantesco..es la capital del trafico con millones de carros que circulan en un enredo.

La noche de nuestra llegada nos lanzamos a la búsqueda del tesoro y encontramos algunos contenedores de basura tras el Trader Joe’s, un supermercado orgánico. Los Estados Unidos tienen la reputación de ser los mas consumidores.... y también los mas desperdiciados: casi la mitad de lo que producen y compran termina en la basura, ya sea a nivel personal o industrial. Así que la basura de Trader Joe’s es una mina de oro. Son mas conscientes que otras marcas pero se mantienen sujetos a la implacable ley del capitalismo...la abundanacia siempre produce desperdicio.
Comemos como reyes durante 5 días, puros productos orgánicos recién desechados salvados de la basura. Además vamos a los mercados tradicionales y reciclamos mucha fruta y verdura...una panadería belga acepta darnos el pan que sobra al final del día, como resultado nos encontramos con kilos y kilos de delicioso pan integral. Con toda esa comida preparamos bolsas que distribuimos a los sin techo que son muchos en Los Angeles. Comemos a nuestro antojo pero no podemos evitar sentirnos mal por todo ese desperdicio, haría falta toda una armada para salvar esa comida y distribuirla a los que la necesitan. De hecho existe una empresa, Food Banks que lo hace pero no se dan abasto con las montanas de sobras.

Los Angeles no nos gusta tanto, pero hay que aceptar que existe una cierta libertad de pensamiento. Venice Beach es un buen ejemplo, ahí cada uno puede vestirse como se le antoja sin miedo a prejuicios o discriminación, esta libertad es bastante contrastada con las divisiones entre los diferentes grupos étnicos y sociales.

Estamos a punto de empezar Vipassana, todo emocionados ante la idea de lanzarnos en esa aventura silenciosa y relfectiva.

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